Borda el cielo lagrimas
como gotas de rocío
de los manantiales del cielo,
levantando jirones el alba.
No hacen ruido ni encharcan,
son olas del Padre que le reclama,
iluminando la consumación bíblica
entre estremecimientos de agonía.
Despacio y a hombros
nuestro Cristo lava sus cabellos
bajo las nubes frías del alba,
y obedeciendo, el último suspiro exhala.
Gotas de lluvia mansa
que descienden sobre pechos
de tristeza resignada, al contemplarte
son cuentas de heridas de diamante.
TEXTOS Y FOTOS: JOSÉ TECLES. DERECHOS RESERVADOS
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